La cuarta versión de la Conferencia Latinoamericana sobre Abandono en la Educación Superior -Clabes- se llevó del 22 al 24 de octubre en Medellín, y puso nuevamente en la mesa de discusiones, el papel de las instituciones educativas y gubernamentales frente a este fenómeno.
En general, todas las instituciones educativas del mundo deben enfrentar el problema de la abandono estudiantil, pero es aún más particular el fenómeno cuando se habla de países donde los recursos invertidos son más limitados, y donde los contextos sociales son los más determinantes en las decisiones de los estudiantes.
Si se mira el caso colombiano, en especial el experimentado en las IES con formación técnica profesional y tecnológica, es relevante hablar de las características que distinguen a su población estudiantil y que lleva a que sean aún más susceptibles de abandonar los programas: un gran número son de estratos económicos 1, 2 y 3, y eso en el país significa que provienen de entornos sociales complejos, que las competencias adquiridas en la secundaria no son las suficientes para afrontar las exigencias de la educación superior, que el factor económico es determinante en su permanencia, y que se ven obligados a alternar el trabajo con el estudio.
Todos los anteriores son, a grandes rasgos, algunas de las causas identificadas por los departamentos de bienestar estudiantil de las IES afiliadas a Aciet, pero se destaca una en particular que, de acuerdo a los directores de dichos departamentos, es la que encabeza las causas del abandono de la educación: Los problemas psicoafectivos y el entorno social.
Aún así, advierten quienes estudian el tema, que el abandono de la educación superior se debe a factores multicausales que responden a una compleja dinámica lo cual, a su vez, obliga a que se estudie desde diferentes perspectivas (la academia, la política y la investigación) y se intervenga con un equipo multidisciplinario, atento a encontrarse con situaciones que no respondan a los esquemáticos programas implementados para evitar el abandono estudiantil. Por lo tanto, los resultados de las estrategias y programas implementados, no serán visto en un corto plazo, por el contrario, a largo y mediano plazo se puede verificar la eficacia de los mismos, así como las falencias que exigen una actualización constante, acorde con los acelerados cambios de las dinámicas sociales.
Vale la pena citar un aparte del manifiesto leído como base para iniciar el foro que se dió a puerta cerrada y en el que participó el doctor Próspero José Posada Myer, presidente de Aciet. En éste, después de resaltar el papel de las instituciones para mitigar el abandono estudiantil, lo cual implica una revisión periódica de sus estrategias, dice:
Además de los anteriormente implícitos, algunos de los principales retos que el abandono de estudios en educación debe asumir o profundizar son: la ampliación de la perspectiva hacia los niveles precedentes a la educación superior, así como hacia las acciones o desempeños inmediatamente ulteriores al abandono y a la graduación; el pensamiento del tema respecto de metodologías diferentes a la presencialidad; la importancia y forma de incluir variables asociadas a la motivación y el fortalecimiento del aporte del sector privado en la formulación de líneas de acción así como en el otorgamiento de diversos tipos de apoyo al sector educativo, -incluyendo apoyos directos a los estudiantes-, en desarrollo de su responsabilidad social.
Pero lo anterior no es una labor única de las IES, llamadas a reevaluar sus sistemas de inserción del estudiante a la vida académica, que abarca aspectos como la formación de los profesores, la evaluación académica, y la participación democrática de los mismos estudiantes en la vida académica y cultural de la institución, sino que los gobiernos locales y nacionales también tienen una obligación al respecto.
Por lo tanto, las administraciones deben implementar políticas dirigidas a garantizar la calidad educativa, la inclusión social, el aprovechamiento de los recursos lo que a su vez conduce la creación de alternativas flexibles que lo permitan, teniendo en cuenta las condiciones locales, además de un acompañamiento constante a las IES tanto públicas como privadas, al ser la educación un derecho de la población y un deber del Estado. El mencionado acompañamiento requiere entonces, más allá de becas y otras ayudas económicas para los estudiantes; investigaciones, capacitaciones y espacios de discusión y análisis en el sean invitados a participar todos los sectores de la población colombiana.
Para más información sobre el tema visite http://www.alfaguia.org

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